El gobierno tiene la capacidad de dar las señales adecuadas hacia la descarbonización de la economía.

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A mediados de diciembre, el gobierno anunciaba el anteproyecto de Ley por el que sé crea el Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico. Con este fondo se pretende reformar la manera de financiar los costes asociados al régimen retributivo específico de las renovables, cogeneración y residuos. De esta manera se pretende sacar del recibo del suministro eléctrico estos costes, trasladándolo directamente a las empresas energéticas, y en concreto al suministro de fuentes de energía fósiles cualquiera que sea su uso, generación, térmica o transporte.

Esta medida pretende dar una señal clara a la ciudadanía y consumidores para que apuesten y elijan por tecnologías bajas en carbono para su suministro energético.

Descarbonizando la demanda térmica

Si bien esta iniciativa no está dirigida directamente al apoyo de los biocombustibles sólidos como el pellet de madera; estos se pueden ver beneficiados, dado que trasladan parte del coste de la descarbonización del sistema eléctrico a los combustibles fósiles para usos térmicos (gas, gasóleo, etc.); mejorando los beneficios económicos de la elección de biocombustibles sólidos como el pellet de madera, para cubrir la demanda térmica frente al gas, gasóleo y otros.

A lo largo de 2020, además han salido diferentes líneas de financiación y ayudas para la instalación de sistemas de generación térmica, tanto para uso industrial como doméstico, a partir de biocombustibles sólidos. En el caso de las líneas de ayudas PREE para el sector doméstico, estas aun con los plazos abiertos en las diferentes comunidades autónomas, van dirigidas a instalación de calderas de biomasa, en paralelo a otras actuaciones para la mejora de la eficiencia energética de las viviendas.

Se echa de menos sin embargo algún tipo de ayuda, similar a la que existe en otros países como Italia, Alemania o Francia; para equipos más sencillos como las estufas de pellets; de menor costo y más accesibles a la ciudadanía y consumidores con menos recursos y capacidades.

Necesidad de adecuar la normativa a los modernos equipos de pélets de madera

Junto con este tipo de ayuda, debería revisarse la normativa sobre la instalación y mantenimiento de estos equipos (RITE), que a pesar de su sencillez a veces son tratados como instalaciones más complejas (exigencias de un carné de instalación para equipos más complicados, requerimientos técnicos que no benefician a la calidad y seguridad de estos equipos, etc.). Esta situación, no solo no mejora la seguridad y calidad de estas instalaciones, si no que da lugar a que se instalen y utilicen equipos sin ningún tipo de control ni revisión. En países de nuestro entorno existen carne profesionales y normativa especifica para este tipo de equipos sencillos que mantienen el control y verificación de estos sin imponerles unos requerimientos técnico pensado para equipos más complicados.

Si no va a haber apoyo mediante líneas y ayudas de financiación, al menos ajustar los requerimientos y la normativa a la realidad de la tecnología actual de las modernas estufas de pellets.

La transversalidad de los beneficios por la apuesta de la bioeconomía foresta y los bicombustibles solidos

La transversalidad de los beneficios de la bioeconomía forestal y los biocombustibles solidos de origen forestal, se ponen de manifiesto con otras de las iniciativas llevadas a cabo por el gobierno durante los últimos meses.

Recientemente desde el MITECORD se llamaba a la participación pública para recoger las manifestaciones de interés en torno a la Estrategia Nacional de Reto Demográfico alineada con el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Que mejor ejemplo la bioeconomía forestal, y los biocombustibles solidos de origen forestal como el pellet de madera. Una apuesta clara y decidida por la bioeconomía forestal, con apoyo de todos sus productos y subproductos; de carácter eminentemente local; que desplace no solo a otras materias primas fósiles; si no que además reduzca la importación de materia prima forestal; debería situarse en el centro de esta estrategia

El pellet de madera es un biocombustible solido avanzado, que valoriza los subproductos de la gestión forestal, fundamental para la resiliencia de los bosques (sumideros de carbono), y de los subproductos de industria de la transformación de la madera; aportando valor económico, descarbonizando la economía y la demanda energética.

Pero no solo son en estas iniciativas, en los que los biocombustibles sólidos dentro del marco de una bioeconomía forestal se muestran como una herramienta clave y fundamental para la consecución de los objetivos marcados.

En iniciativas como la Transición Justa de la Minería del Carbón y Desarrollo Sostenible de las Comarcas Mineras, en gran parte situadas en zonas eminentemente forestales; en el Plan de Recuperación de la economía española, e incluso en las políticas contra la pobreza energética, los biocombustibles solidos como el pellet de madera han de ser una herramienta mas en la que apoyarse para alcanzar los objetivos de forma rápida y sostenible.

El pélet de madera, y los biocombustibles solidos de origen forestal; son en muchas ocasiones minusvalorados a la hora de enviar señales claras que apoyen las iniciativas tanto para la descarbonización de la demanda energética, superar el reto demográfico, y la despoblación rural, mejorar la resiliencia de nuestra economía del medio ambiente, así como muchas otras de los grandes retos a los que nos enfrentamos.

El IVA reducido para los biocombustibles sólidos, una iniciativa transversal para los diferentes retos a los que nos enfrentamos

Desde el sector del pellet, apostamos por una señal clara y accesible como la reducción del IVA, de forma similar a la de muchos países de nuestro entorno. Esta iniciativa económicamente es viable dado el menor peso que tiene este mercado en el conjunto de la economía, y puede encuadrarse no solo dentro de la planificación energética, sino tambien, como se ha mencionado anteriormente, en la estrategia nacional del reto demográfico, plan de recuperación, transformación y resiliencia, transición justa de la minería del carbón y desarrollo sostenible de las comarcas mineras, en la lucha de la pobreza energética, y otras muchas.

El IVA reducido para los biocombustibles solidos supondría una señal clara, con reducida incidencia en el conjunto de los presupuestos cuyos beneficios abarcarían los múltiples retos a los que el gobierno hace frente; de una forma unificada.

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